Como una líder, una de las cosas que he tenido que aprender es cómo seguir avanzando, incluso si a veces los demás preferirían detenerme. Imagina por un momento si todos en tu mundo te estuvieran animando. Cada voz te impulsaba hacia adelante, te acompañaran en los desafíos y en cada montaña conquistada. Con ese tipo de aliento, todos soñamos más grande y salimos con más confianza y coraje.
Lamentablemente, lo contrario de este escenario es más a menudo nuestra realidad. En lugar de las voces de aliento, encontramos negatividad y motivos cuestionados; escuchamos voces que se sienten intimidadas por nuestro potencial o celosas de un nuevo territorio que tratamos de abrazar.
El plan de Dios es que, como líderes, usemos nuestras voces para impulsar a otros hacia adelante. Sin embargo, al enemigo le encantaría usar nuestras voces para reducir el sueño de otro en lugar de agrandarlo. Si el enemigo no puede usar tus palabras, él se conformará con tu silencio, reteniendo lo que alguien necesita escuchar para ayudar a su fe en el camino que está por delante. Upsss! lo dije, si es la cruda realidad si callas cuando debes apoyar, estas siendo complice del enemigo, claro porque a el no le gusta que los que son llamados avancen en los propositos de Dios y sin darte cuenta, muy sutilmente puede estar usandote!
Desde temprana edad, decidí tomar el liderazgo y lo he hecho en el campo profesional, negocios y en el ministerio. Muchas veces con los nervios de punta, me paré frente a varias personas y comenzaba a expresar mi planes. Buscando desesperadamente algún estímulo, no estaba preparada para lo que vendría después; algunos hombres y mujeres manifestaban fisicamente su desacuerdo o descontento, pero recuerdo que las mas conflictivas y que se les notaba su molestia eran mujeres, que hablaban a mis espaldas y en mi contra. En ese momento, me enfrenté a la realidad que tenemos que manejar en ocasiones en nuestro liderazgo. ¿Qué haces cuando las voces en tu contra son más fuertes que las tuyas? llega a lastimar cuando no ves el apoyo en las personas que tu crees que te van a apoyar? Por supuesto que si!! Pero yo recuerdo haber pensado que quería dirigir de manera diferente. No quería que mi inseguridad detuviera la idea que hacia latir mi corazon.
Quería comprometerme en los momentos en que me sentía intimidada, para darme cuenta de que la persona que no le gustaba que yo estuviera al frente y que talvez se quedaba alli pero que cuando estaba afuera murmuraba, que no aportaba, no participaba no era de mi propiedad sino que era mi hermana, mi projimo. Así que oré por la capacidad y la sabiduría para convertirme en el tipo de líder que haría que otros ganaran.
En el liderazgo, tenemos que luchar para cambiar la tendencia de «cada persona por sí mismo, el bendito yo» modelando en cambio el compromiso de ser parte de una compañía de personas que se quieren mutuamente para tener éxito. A lo largo de las escrituras, vemos que el hermano se vuelve en contra de su hermano; de Jose y sus hermanos celosos, de David y su familia enemistada. Sin embargo, hay un gran modelo encontrado entre dos mujeres de diferentes generaciones que se dieron mutuamente la oportunidad de ganar. En el peor momento de la vida de Noemi, Ruth se compromete a apoyarla y alinea su vida con la de Noemi. En un momento de debilidad, Ruth habla con fuerza al espíritu de Noemi diciendo:
«Pero Rut dijo: No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. «. Ruth 1:16.
Todas tenemos las palabras que ayudarán a otra a ganar; generación tras generación, necesitamos recapturar el poder que no solo se transmitirá entre sí sino que ayudara a traer a generaciones a unirse.
Rut pasó a servir a Noemí y al hacerlo encontró favor en los campos de Booz. He oído decir muchas veces que el favor no es justo, pero creo que el favor es justo cuando se comparte. Ruth tomó el favor que Dios tenia preparado para ella en su vida y lo compartió con Noemi, alistandose asi las dos para el éxito.
Preguntate, dentro de tu esfera de liderazgo e influencia, ¿qué podrías compartir con otra persona para ayudarlo a ganar?
Cuando Noemi se dio cuenta de que Booz estaba interesada en Ruth, usó su sabiduría para establecer a su nuera para ganar. Ella la ayudó a posicionarse para su futuro generacional. A menudo hemos perdido la sabiduría que podría haberse transmitido; hemos cerrado las conversaciones que podrían haber salvado una brecha y las hemos reemplazado por silencios que amplían la brecha.
Ruth y Booz se casaron y tuvieron un hijo. Increíblemente, en el capítulo 4 de Ruth se registra que cuando nació el bebé, las mujeres lloraban: «Noemi tiene un hijo». La verdad era que Ruth tenía un hijo y, sin embargo, en ese momento, las voces estaban atribuyendo esta bendición a Noemi. El poder de esta imagen es algo que a menudo no vemos ni disfrutamos, pero la realidad es que cuando nos preparamos para ganar, la victoria de tu hermana o de tus hermanas (tomo este termino pero depende en el entorno en donde estes, trabajo, amigas en todo caso Tu projimo) si es un equipo se convierte en nuestra victoria. El bebé de Ruth también era el legado de Noemi. Esta nueva vida había renovado su vida.
El plan de Dios para las mujeres en el liderazgo es compartir cada éxito que ayudamos a preparar a nuestras hermanas. Cada vez que nacen ideas y crean proyectos, tenemos una parte de eso para apreciar y disfrutar. Cada vez que su equipo sobresalga, debe sentir la alegría de todas las veces que ha invertido en ellos y ha confiado en ellos. Debemos aprender a ver que la mayor alegría es ser parte de los avances y milagros de los demás.
El plan de Dios para todos nosotros es que descubramos a aquellos a quienes podemos ayudar a ganar y, al hacerlo, veremos que nuestra propia vida avance y prospere. Avancemos a la tendencia que busca sabotear el éxito de otros y los que se gritan unos a otros, sueñen más, vayan más allá, porque SU victoria es mi victoria.
Vamos con toda!! XOXO, Suge
Foto: Hưng Nguyễn